martes, 11 de diciembre de 2012

Premonición

El siguiente texto lo escribí para un concurso el año 2010. No es uno de mis mejores escritos, pero aquí esta a la disposición.



  Unos leves vientos de culpa azotaron mi mente… Era como si todo aquello que siempre había logrado ver, oler o escuchar solo hubiese sido un sueño de algo divino.
 Aun recuerdo aquel oleaje romper en los respiraderos formados por las rocas, realmente era como si aquella bestia liquida tuviese una mente propia y pensara en que haría cada vez que el sol surgía por las mañanas, como si hubiese querido proteger y ayudar a los pescadores que se internaban en sus confines, como si de verdad supiese que poseía el poder sobre todo lo terrenal, como si sintiese todo.
  Muchos seres habitaron sus aguas, desde pequeñísimos moluscos hasta enormes anfibios que surcaban todos sus límites con sus energías, pero ahora… ¿Qué queda? Solo un hermoso recuerdo.
  Siempre quise intentar hacer algo por su bien estar, pero mi raza, o sea ¡mi propia raza! No tuvo compasión alguna y lo único que izo fue dañar y contaminar sus infinitas aguas con sus desechos; Realmente era como si no le importara que ocurriese con el planeta más adelante.
  Vieron como las diferentes especies sufrían y con mucha suerte solo los defensores de la vida natural estuvieron allí con estas y solo por que sentían realmente el sufrir de estos seres que no logran comunicarse con nosotros a través de palabras, pero si tienen emociones y sentimientos únicos…
 Vi el mar enrojecer, sentí su llorar y el de todas las criaturas que lo habitaban. Mis ojos estaban empañados y todo mi cuerpo temblaba con la impotencia de no poder hacer nada, pues ahora solo me quedaba ver como poco a poco su llama se extinguía, sin dar pie atrás, como un fuego fatuo en el asta de un mástil.
  Cerré mis parpados, ya mis pupilas no lograban soportar tal nivel de crueldad, cubrí mis oídos con mis manos, pues creía escuchar el llanto de miles de vidas dejar este mundo; Sentía morir en vida, yo fui un guardián, pero no sirvió de nada, ya que aquellos demonios que compartían este mundo junto a mi eran muchos más y nuestra batalla estaba en una gran desventaja, la lucha desde un principio estuvo en sus manos y lograron conseguir lo que buscaban con su ignorancia, y esto era dar un punto final a todo… Todo por ellos… Aquel capitulo que no debía acabar aun por orden de dios terminó y solo nos quedaba aceptar lo que buscamos por descuido e irresponsabilidad…
  El tiempo se detuvo. Todo aquel dolor y desesperación fue borrado de mi interior, no lo lograba comprender; Una brisa cálida y refrescante acarició suavemente mi piel, era como aquella que desprendían las olas al romper la superficie. Quise creer que todo lo que había visto antes de segarme era una ilusión, pero tenía bien presente que no era así, ya que la vida no podía ser tan injusta como para haberme hecho ver un vistazo futurista, asique quité aquel pensamiento.
  Una vez más, sí, definitivamente era nuevamente aquella brisa cálida en mi piel. Ya no sabía que pensar o creer.
 Bajé mis manos descubriendo mis oídos y… Ahora lograba oír el ir y venir de las aguas con bastante vida. Por un momento llegué a pensar que a lo mejor estaba loco por esto y ahora intenté abrir mis ojos para ver si todo había sido una ilusión o no, pero temía de lo que pudiese divisar y los mantuve aun cerrados.
 Pero ¿si todo aquello era verdad? Era la interrogante que más me preocupaba, pues estaba más que seguro de que no lograría soportarlo y de seguro que caería en depresión. Sentía que debía abrirlos o no saldría de dudas…
  Di un largo y profundo suspiro… Mis parpados se separaron y creí que alucinaba… Pues todo aquello que había logrado divisar era solo una pesadilla. Nuevamente estaba en mi adorado mundo…
  El mar era tan azul como siempre y todos los ruidos naturales aun estaban allí, realmente estaba en casa; Pero ahora debía evitar a como diera lugar aquello que mis ojos habían visto con lujo y detalle, en aquel pestañazo doloroso.
 A elevar anclas, a marchar y luchar por algo mejor. Fijar el rumbo y con vientos en popa a navegar, que ahora quedaba evitar todo aquello que nos esperaba si todo seguía tal cual, pero yo y solamente yo lucharía aunque este sin compañía, pues no estaba dispuesto a permitir que llegase aquel futuro de aguas ensangrentadas y llantos en el aire. 



Lunes por la mañana

Uno de mis primeros textos escrito a principios del 2008 y reeditado 2 veces, consiguiendo resultados satisfactorios.


Lunes por la mañana

Desperté tirado sobre mi cama, con la ropa puesta y mojada. No podía entender ¿cómo? Si siempre me preocupaba bastante de quitármela y de dejarla ordenada a los pies para al otro día encontrarla y vestirme rápidamente. Además había una interrogante más ¿porque tenía mi ropa mojada? Eso si era un gran misterio.
Ya, dejé que todo eso quedara así no más; No me quise seguir calentando más la cabeza y me levanté. Al momento de colocarme de pie sentí algo pesado en mi bolsillo y de inmediato introduje mi mano, pero lo que allí estaba me dejó aun más envuelto en preguntas. Se trataba de un puñal… Estaba envuelto en gasas y estas estaban manchadas con sangre…
Algo extraño estaba ocurriendo y de seguro ese algo me quería decir alguna cosa, pero yo no podía entender nada.
Primero, yo sobre la cama y vestido; Segundo, mi ropa mojada; Y tercero, este extraño puñal envuelto en gasas y manchado con sangre ¿Qué clase de mensaje tétrico debía entender?
De un minuto a otro aquellas preguntas desaparecieron de mi mente y unas voces se interpusieron y una rápida reproducción de imágenes se empezó a pasar como una película en mi mente. Esas voces parecían gritos de terror y las imágenes me mostraban a gente sufriendo en medio de un incendio voraz.
Todo se detuvo… Y mi mente quedó en blanco… Ya no lograba escuchar nada. Era mi mundo de paz y tranquilidad al cual siempre había estado acostumbrado.
¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Me estaría volviendo loco? No sabía con certeza la verdad.
Me senté sobre mi cama y cuando estaba cantando victoria un nuevo suceso comenzó a pasar… Las puertas y ventanas se comenzaron a agitar como si una fuerte tormenta ventosa estuviese corriendo, pero adentro de mi humilde morada. Estas se azotaban al abrirse y cerrarse; Creo que si me estaba volviendo loco.
Llevé mis manos a mi rostro y me lo comencé a apretar con fuerzas, pues esto que estaba viviendo ahora era realmente extraño, pero para mi suerte todo cesó… Así como repentinamente empezó, también se detuvo.
Me puse de pie y un extraño impulso me hizo caminar fuera de mi habitación; Salí al pasillo de mi casa y caminé en dirección de la bodega en la cual guardaba todo lo que no ocupaba y mis herramientas. Abrí la puerta de esta y me interné en su interior. Era algo muy extraño lo que en estos momentos me estaba ocurriendo, ya que yo solo realizaba las acciones sin órdenes de mí, sino de un algo que se encontraba dentro de mí, pero que yo no lo mandaba, al parecer poseía mente propia y en estos momentos estaba bajo su control.
Tomé una pala y salí de la bodega, caminé por mi pasillo y al momento de pasar por frente del espejo que se encontraba justo al frente de la puerta del baño me detuve… Me giré hacia este, pero al momento de ver mi imagen en el cristal di un grito de terror… No era yo  que estaba allí; El reflejo me mostraba un cadáver… Mi imagen era la de un cadáver,  por lo que se veía estaba completamente quemado, pues se lograban ver con lujo y detalle las marcas hechas por las llamas.
No soporté más esto y con la pala le di un fuerte golpe al cristal rompiéndolo en mil pedazos. Este realmente no era mi día.
Sudando frío me di la vuelta y allí, justo al frente de mis ojos había una mujer; Vestía un hermoso vestido blanco y con su bellísimo rostro me realizó una mueca para que la siguiera. Sin poder evitarlo la comencé a seguir por el pasillo de mi casa, pero mientras avanzaba más y más me daba cuenta de que ya dejaba de ser el lugar que yo conocía, ya que se iba angostando mientras avanzábamos y por las orillas se lograba ver pequeñas flamas que consumían la pared con su débil apetito de destrucción.
Ella seguía al frente, marcándome el camino que debía de seguir yo. Ni siquiera me imaginaba hasta donde me llevaría caminando, pero al fin ya veía el final. Se trataba de una inmensa puerta luminosa que este consiente que vivía ahora en mi interior me obligaría a cruzar en contra de mi voluntad.
Cuando pasé por aquel lumbral me cegué totalmente, pues en el otro lado de aquella puerta existía algo más allá de lo imaginable, algo mucho, pero mucho más allá de lo humanamente pensable; Un mundo que no estaba hecho para los vivos y si yo estaba allí eso solo significaba una cosa, que era mi hora y yo no me había percatado de eso.

Lo que oculta la noche

Un echo real ocurrido el año 2012. Para ser mas específicos el sábado 23 de junio del 2012. Un echo inexplicable y que les puedo asegurar que en ese momento tenia mis pies pegados en la tierra. Aunque como todos tenemos libre elección para pensar y creer lo que uno quiera, queda a su criterio. Espero que les guste.


Lo que oculta la noche

Sábado 23/6/2012
Nos encontrábamos celebrando el treinta cumpleaños de mi novia. La noche transcurría lenta, pero segura. Ahogábamos el momento en ron y cerveza, mientras escuchábamos música de los ochenta, maravillosos éxitos del recuerdo.
Como la casa de mi abuela estaba en el campo y no teníamos baño dentro, para evitarnos el pique hasta el baño de pozo negro, los tres involucrados en la celebración privada orinábamos en una bacinica plástica. Cuanto este recipiente se vio repleto, me tuve que abrigar para ir a vaciarlo afuera.
Salí por la puerta trasera con la bacinica en la mano izquierda.
Como no quería pegarme una gran caminata, por sobre los charcos que ya tenía esparcidos la lluvia, quise ir a vaciarla atrás del cuarto, que únicamente estaba a unos pocos pasos.
Avancé por abajo del maitén y al momento de pasar por el costado del cuarto, en donde se guardaban las bicicletas y otras cosas; escuché sobre el techo de este un ronco gruñido. Algo así como el que emiten los perros de raza grande antes de comenzar a ladrar. Un prolongado ruido que era más que obvio que no provenía de perro alguno, ya que el misterioso sonido parecía escapar del hocico de un animal que estaba sobre el tejado del cuarto, y no de abajo…
Cuando vacié la bacinica, entré con una pregunta en mi cabeza: ¿Qué fue eso?... El temor solo me había invadido por un instante, justo en ese momento en el cual escuché el ruido, luego me inundó la curiosidad, puesto que estoy más que seguro, que las copas no se me habían pasado, ya que ni siquiera me sentía con el cuerpo pesado. Por lo tanto, me doy la libertad de decir, que un extraño animal estuvo observándome, por lo menos por un par de segundos.

La llama

Un cuento de terror, que dejo a la disposición de ustedes, espero que les guste.


La llama

Una poderosa y empinada quebrada. Aquella era rocosa y bastante seca.
Un viejo alpinista sentía que poseía el poder suficiente como para llegar a la sima, mucho antes de que oscureciese.
Se trataba de una vieja rata de cerro. De arrugada figura, pero con una condición física digna de envidiar por muchos jóvenes.
De su cintura colgaba un arnés fuertemente aferrado a unas cadenas de su mochila y entre sus firmes dedos se deslizaba una cuerda gruesa y resistente que sujetaba con ayuda de unos guantes para no lastimarse la piel de sus palmas.

El cansancio ya se comenzaba a notar en su cuerpo transpirado y para su desgraciada suerte, aun le faltaban unos cuantos metros para acabar con su recorrido. A demás el atardecer se aprontaba.

¡Al fin! Sí, ya estaba en la cima, pero ocurrió algo que no se esperaba… El anochecer lo atrapó justo cuando pensaba en comenzar a descender.
Creyó por un momento que tenía la solución en sus manos. Buscó en su mochila una linterna que traía y ¡sí! Allí estaba; La cogió entre sus manos y sentía que todo estaba dado, pero recordó algo que de seguro no le ayudaría de mucho ¡no tenía baterías! Todo estaba en contra.
La rabia se hizo presente en su ser y arrojó aquella linterna por la quebrada que había acabado de subir con todas sus fuerzas.
Ahora algo más se le presentaba como un obstáculo… Niebla, y de espesura considerable, ya que poco a poco el corto rango de visión que aun mantenía se iba acortando más y más y a gran velocidad.
Caminó un poco, alejándose de la orilla de la quebrada para pensar un momento. Allí, en aquel lugar adentrado se topó con una gran roca redonda, en la cual apoyó su trasero. Ahora sí que debía pensar en algo y pronto o el frío de la noche lo atraparía y envolvería hasta matarlo.

Sus piernas temblaban considerablemente, pues el frío que estaba haciendo era muy alto; A demás la niebla ya con suerte le dejaba ver la punta de su nariz.

Sus ojos permanecían allí, completamente suspendidos en aquel abismo oscuro y sombrío. No era capaz de colocarse de pie, ya que corría el peligro de caer por aquel risco que tanto trabajo le había costado subir.
¿Por qué no calculé mejor el tiempo? Se preguntaba en su cabeza mientras sus manos se apretaban con bastante fuerza.
De pronto advirtió algo entre la espesa niebla… Se trataba de una pequeña luz suspendida en aquella oscuridad. Era muy diminuta y por un momento se le pasó por la cabeza que se podía tratar de una luciérnaga, pero era estúpido, pues estaba en la sima de un empinado risco y de seguro que en aquel lugar no vagaban aquellos insectos.
De seguro que se trata de una ilusión. Pensó con firmeza para que ideas más locas no cruzaran su mente completamente asombrada.
La continúo mirando con sus ojos curiosos, pero allí seguía y ahora se percató de un pequeñísimo detalle que anteriormente no había logrado divisar… Aquella luz centellaba, sí, y era como si se tratara de una pequeña flama. Era raro, pero cierto, pues sus ojos la estaban viendo con lujo y detalle a pesar de la niebla.
Inconscientemente se puso de pie. Sus pensamientos estaban nublados por completo, pues sus ojos estaban desorbitados, su respiración estaba algo entre cortada y sus manos frías se dejaron caer por sus costados. Estaba bajo de un extraño transe.
Se quedó allí completamente paralizado mirándola durante un tiempo indefinido…

De pronto y contra su voluntad comenzó a caminar. Aquella llama que allí había permanecido suspendida entre la niebla también se empezó a movilizar y era como si su ser de una forma inconsciente la quisiese seguir a cualquier lugar que aquella fuese.
Sus torpes pies tropezaban en las rocas de aquel suelo pedregoso. Estaba más que consiente de que tarde o temprano acabaría cayendo, si no era en el suelo que pisaba con bastante torpeza iba a ser del risco, terminando con su desgracia.
Aquella llama seguía alejándose. Era como si el sendero se hubiese de una forma bastante extraña alargado. Cada vez se veía más y más lejos, y para su desgracia sus pies como si estuviesen siendo atraídos por una poderosa fuerza magnética, la seguían a siegas entre la niebla que lo envolvía con su mojante presencia.

De un momento a otro la llama se detuvo… Los pies de su presa también… y las puntas de sus zapatos quedaron suspendidas en el abismo… Escombros se desprendieron de la orilla, pues era bastante inestable. Unas cuantas piedras seguidas de tierra se perdieron en una caída libre de miles de metros.
Ahora si sabía que sus minutos estaban contados, ya que si fuese por él arrancaría de la orilla, pero como aun permanecía bajo un extraño hechizo solo debía aguantar el sentimiento de angustia al no poder dar pie atrás, a demás la desesperación lo sofocaba con crueldad, al ni siquiera poder ver qué era lo que al frente de él estaba. Solo veía una llama suspendida en aquel vacío.
Sus ojos aun desorbitados dejaron de parpadear y eran lubricados por la espesa niebla, su respiración se aceleró, pues de apoco recuperaba el control de su cuerpo y ahora temblaba producto al miedo que lo consumía al sentir la brisa de aquella muerte que lo esperaba tras una caída de aquel risco; Sus labios se apretaron, de seguro tenía ganas de gritar, pero algo se lo impedía. De pronto un leve zumbido en sus oídos le acabó por nublar su conciencia y cayó nuevamente bajo el transe inconsciente que estaba hasta hace muy poco.

Unos murmullos a su espalda ¿Se trataba de alguien más o solo de su imaginación? No lo lograba saber con exactitud.
Aquel zumbido de sus oídos al fin comenzaba a desaparecer y los murmullos se escuchaban cada vez más altos. De pronto nuevamente tuvo el control sobre todo su cuerpo, pero sus pies solo lograron arrastrarse unos pocos centímetros hacia atrás, pues algo estaba ahora atrás de él y realmente a ese algo le temía, no sabía porque, pero su cuerpo no reaccionaba cuando intentaba girarse.
De pronto aquellos murmullos fueron cambiados por leves chillidos y… El crujir del suelo le izo dar un pequeño salto. Era como si aquella cosa que estaba a su espalda hubiese dado un mísero paso.
Apretó sus puños e intentó guardarlos dentro de sus bolsillos, pues temía que fuese a tocar algo allí en la penumbra, pero antes de que lo hiciese… La piel del dorso de su mano derecha rosó algo peludo… Era un pelo suave y esponjoso, pero no sabía de qué cosa era aquella parte que había rozado.

La llama, si aquella llama que estaba al frente de sus ojos se encendió mucho más y con la suficiente potencia para que tuviese que desviar la vista hacia otro lado. A pesar de que sabía muy bien de que había algo a su espalda no logró evitar mirar y… La luz desprendida por aquella llama que se había encendido con furia le fue suficiente para lograr divisar a su pequeño acompañante que ahora estaba a unos pocos milímetros de su mano derecha…
Un extraño manojo de pelos, pequeño y de un hocico redondeado, los labios de este estaban arrugados y donde su interior era visible tres hileras de dientes puntiagudos se dejaron ver; Sobre este un extraño ojo rojo saltón no dejaba de menearse de un lado para el otro, como si todo le llamase la atención; No tenía patas y fuera de las facciones visibles solo se lograba ver como un bulto de pelos negros…
¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!...
Tras el ensordecedor grito de desesperación hacia el vacío, un gruñido muy similar al de un porcino se escapó y la llama se extinguió. Se extinguió al igual que la extraña criatura; Se extinguió tan rápido como había aparecido; Se extinguió igual como ahora se extinguía el rebote del grito del viejo cayendo ante su destino cruel, destino que ahora llegaba a su fin sin que lo lograse detener.

La caja

El acontecimiento, y error mas estúpido que e cometido.


La caja

Bueno, nunca me e caracterizado por ser una persona de mano cerrada, por lo mismo siempre que puedo ayudar a alguien lo hago y ya; pero en esta ocasión por ser tan buena persona pasé un mal rato junto con la más incomoda de las experiencias...
Lunes 13 de agosto, la odiosa fecha de mi cumpleaños; en realidad nunca e conocido a nadie que le guste el día del año en el cual te haces más viejo.
Bueno, ahora vamos a lo que nos interesa. El día anterior, o sea el domingo 12 para ser más específico; Angy, la amiga de mi pareja, me pidió por favor que mañana le fuera a buscar una caja que le había enviado su hermano, al chilexpress situado en bandera 200. Por causa de mi buena voluntad, por no decir que soy el weón más grande que existe, le dije de inmediato que bueno... Aunque después de esa respuesta comencé a dudar un poco. Carola, mi pareja, los días anteriores me había hecho show por llegar tarde, por lo tanto si iba por la caja el escándalo que me esperaba al regreso sería enorme, pero frente a mi sorpresa ella me dijo:
-No tengo de otra... Ya, anda no más...
Aunque no sonaba muy convencida de lo que me respondía, ese día nos acostamos temprano, pues debía levantarme a las 6:00 AM.
El día siguiente, o sea el 13 fue un verdadero día de mierda... Y lo digo de forma literal.
Partí como todos los días, rabiando al subir al metro, que para variar venía lleno; continuado de una segunda parte de rabiar con el puto computador del trabajo, que no importa cuántas veces uno reclame, la weá sigue en el mismo lugar. Siguiendo con nuestro lindo día, sacado de un verdadero cuento de hadas, me tocaron varios clientes que eran: Sordos, por lo tanto tenía que repetirles la información entre tres y cuatro veces; prepotentes, obligándome a morderme las ganas de mandarlos a la cresta; y sin mencionar a los que fueron weones a cagar, con decir que al momento de llamar ni siquiera sabían que chucha querían buscar... Ho... Pobre de mi... Bueno con todos esos antecedentes, no es necesario mencionar que estuve de mal genio todo lo que quedaba de día.
Para más cagarla y como si no fuese poco, cuando fui a pedir el jueves 16 de agosto libre, me dijeron que no había posibilidades de que me lo dieran, pero que de todos modos me harían el trámite para intentarlo. Cuento corto con respecto a mi solicitud, me negaron el día... Puta madre... Que mala cuea me gasto.
Durante toda mi jornada de trabajo estuve intercambiando correos con varias personas, una de aquellas era Sandrita. Tenía que ponerme de acuerdo con ella, ya que por no ir al encuentro de natura el viernes pasado, no tenía catálogos para poder seguir trabajando. Nuevamente cuento corto, habíamos quedado de acuerdo con juntarnos al fin de mi jornada, pero porque ella estuvo experimentando con su celular y se lo pitió, me dejó plantado hasta las 17:00... En realidad, fue solo hasta las 16:55, pero como hay una diferencia de cinco minutos, es mejor cerrar la cifra.
Partí hacia el centro y cuando ya iba casi pisando el paseo huérfanos sonó mi celular.
-Haló. Era Débora, mi amiga de la pega.
-Hola Luis.
-Hola Débora ¿cómo estás?
-Bien... Hay alguien que quiere hablarte.
-¿Sí?... Me había dejado desconcertado.
-Hola Luis. Se trataba de la hermosa voz de Sandrita.
-Hola Sandrita. Le respondí mientras escuchaba su risa un tanto nerviosa, que se mostraba así quizás porque creía que estaba molesto.
-¿Dónde estás?... ¿Te puedes devolver? Yo después te voy a dejar a estación central...
-Pucha Sandrita... No puedo, ya estoy aquí en el centro: estoy casi llegando a huérfanos.
-Pucha... Lo siento... ¿Esperaste mucho?
-Casi hasta las 17:00.
-Pucha... Es que me atrasé en mi casa, porque tuve un problema con mi celular.
-Si me di cuenta; la estuve llamando y su celular sonaba apagado.
-Bhu... Sí... Y ¿dónde estás ahora?
-Casi llegando a bandera.
-Pucha... Bueno, para otra vez será; ahora te voy a tener que dejar, ya que estoy llamando desde el celular de Débora.
-¡U!... Ya, entonces hablamos en otro momento para ponernos de acuerdo.
-Ahí te mando un correo.
-Bueno... Ya Sandrita, que esté muy bien.
-Igual tú, chauus.
-Chao.
Entonces corté y seguí con mi camino a la perdición...
Como había averiguado anteriormente la altura en donde se encontraba, me dirigí a la cuadra en donde según yo debía estar, pero no lo encontraba por ningún lado. Entonces le pregunté a un par de muchachas que platicaban bastante tranquilas a la orilla de la calle y una de ellas me dijo:
-Sí, está en la esquina.
-Por la mierda. Pensé sin querer más guerra.
-¿Te vamos a dejar? Me preguntó la muchacha con tono bastante agradable.
Me ayudaron a cruzar la calle y me dejaron en la entrada del chilexpress.
Ingresé y cuando me atendieron me hicieron esperar un buen rato, fue tanto que por un momento creí que no me entregarían la caja o que me dirían algo así como:
-No ha llegado, o nadie a enviado nada al nombre de Angélica Fernández, etc... Con un optimismo total.
Ya cuando me dijeron:
-Firme aquí, para respaldar que usted vino por la caja. Ahí, solo en ese momento me llené de felicidad, puesto que era lo primero que si resultaba durante todo el puto día.
Cuando la tuve en mis manos, corrí hacia el metro, puesto que no me iría en una oruga con semejante responsabilidad; en aquella caja venía un note boock, que el hermano de Angy le había enviado de rio bueno.
En mi camino al metro, me encontré con Domi, que andaba trabajando en lo mismo de siempre, vendiendo los DVD que indican como entrenar a un perro para que tenga buenos modales.
Cerca de las 18:15 llegué al tren y en este momento hice lo peor de que pude haber echo... Meter la caja abajo del asiento.
Como el maldito día había sido demasiado agobiante, ya estaba cabeceando, pero a solo escasos minutos antes de que partiera el tren sonó mi celular... Se trataba de Carola, mi novia. Siendo acompañada por Angy y mi abuela, me llenaron de preguntas con respecto a la caja y como ya estaba casi por ser derrotado por el sueño, le puse un pie encima al paquete, solo para que no se me olvidara que estaba allí.
Cuando la maquina partió de la estación maestranza hacia nos, Carola me cortó... Lo peor que me pudo haber pasado en todo el viaje...
Mis parpados me pesaban enormemente y sentía que el manto de Orfeo pronto me cubriría, sin dejarme huir.
De un instante a otro, únicamente escuché:
-Estación Buin zoo, estación Buin zoo.
Y luego de eso se me apagó la TV...
Tiempo más tarde, escuché a lo lejos:
-Próxima detención estación graneros, estación graneros.
Y tras una mano que me tocó el hombro izquierdo, me levanté lo más rápido que pude, encontrándome en el andén con mi guacho.
-Hola guacho. Me saludó mi amigo.
-Hola pos weón... Aun venía medio dormido.
Me llevó a su casa, puesto que debía esperar a mi madre hasta las 20:30, porque estaba en el gimnasio.
Cerca de las 21 horas, ya iba caminando con mi querida madre por el camino pavimentado, y todo era risas hasta que ella preguntó:
-Luis ¿donde traes la cajita? Tiene que ser muy pequeña, como no la llevas en la mano.
Me detuve de golpe y dije:
-Conchetumare...
-¿Se te quedó donde la tía Marisol? Preguntó mi madre con tono sorprendido.
-No... En el metro...
-¡En el metro! Exclamó muy molesta.
-Sí... Puta que soy weón. Me torturaba por aweonao.
Lo más terrible ´vino cuando llegué a la casa y le dije a Angy que le había perdido su computador. Por un lado fue chistoso, ya que Angy era la única que no estaba enojada conmigo e incluso me abrazó diciéndome que me entendía; pero por otro lado, estaba que les mandaba un rosario completo a todos allí, pues los demás lo único que hacían era putiarme en silencio...
Yo sabía muy bien que la había cagado, pero no era para que me putiaran todo el rato.
Mi tortura terminó cuando don Félix nos fue a buscar a la casa, para ir a ver si la caja aun estaba en la estación de trenes de Rancagua. Al cerrar la puerta y agarrar por el brazo a Angy, me alejé de la casa maldiciendo a todos los que estaban a dentro y que me putiaron.
Al acomodarnos dentro del taxi don Félix nos dijo:
-No se preocupen chiquillos, hay que ir con fe.
El resto del trayecto nos fue haciendo reír.
Para mi gran cuea, la caja estaba allá; la habían encontrado y nos esperaba dentro de un cajón con llave.
Luego de eso, de regreso don Félix se fue tirando tallas todo el camino, producto a eso mismo, Angy y yo llegamos a llorar de tanto reírnos.
En la casa, nos esperaban todos con mejor ánimo, producto a que habíamos encontrado la puta caja, todos se habían tragado todo lo que me dijeron.
Ya, finalmente, y para borrar el mal rato, con Angy casi nos comimos la mitad de la torta. Y así terminé uno de los cumpleaños inolvidables en mi vida.

A continuación voy a recrear los diálogos que inventó don Félix, cuando veníamos de regreso.

Cuando venía en el tren y le puse el pie sobre el paquete y me quedé dormido, comenzó todo.
-Puta Lucho weón ¡baja la pata!
Aprovechando de que yo dormía, la caja maricona se liberó de mi pie y cuando llegamos a graneros comenzó nuevamente el show.
-Ya weona ¡baja!
-¡No!... ¡Yo quiero bajarme en Rancagua!
-Ha, no weí ¡Te bajas ahora conmigo!
-¡No!
Y al pobre del Lucho lo bajaron de una patada por el culo...
Desde abajo del tren.
-¡Ya vas a ver caja maricona!
Arriba del tren.
La caja culiá se dio cuenta de que el tren se iba y le entró el arrepentimiento.
-¡No!... ¡bájenme de esta weá!... ¡Lucho estaba weviando!... No te la echí po weón.
Así por weona la caja llegó a Rancagua y la recogió una de las personas que hacen el aseo.
-¡Suéltame maricón!... ¡Yo me tenía que bajar en graneros!... ¡Luchó!...
Luego la metieron en una maquina, para ver cuál era el contenido, acabando finalmente dentro de un cajón con llave.
-¡Lucho!... ¡Estaba weviando!... ¡Ven a buscarme!... ¡Está oscura esta weá!... ¡Puta weón!... ¡Lucho!...
Y luego llegamos a buscarla y Angy le sacó la chucha a la caja maricona.

Ahora sí, fin

El rey de los gatos

Un precioso cuento mágico, solo para alucinar y soñar.


El rey de los gatos

Bajo una noche fría de invierno, dentro de un cuarto de madera, nació una camada de pequeños mininos; su madre presentaba un hermoso pelaje atigrado, en el cual las líneas negras se deslizaban en un fondo gris oscuro.
Sus pequeños hijos maullaban entre los relámpagos y la lluvia, que rugían con fiereza. Su madre que igualmente estaba asustada, intentaba tranquilizar a sus bebes con carisias. A pesar de que los mininos no lograban escuchar el ruido del exterior, se mostraban bastante inquietos, quizás porque de una u otra forma sentían el caos de afuera.
La madre estaba consciente de que al amanecer sus hijos serían arrebatados de su poder, para no volver nunca más; al menos así había ocurrido con sus cuatro camadas anteriores, a su ama no le importó cuanto sufrió. Ahora tenía que ser diferente, sus cinco gatitos debían sobrevivir, no marcharse para nunca volver.
Tras un trueno la puerta del cuarto se abrió de par en par, permitiendo así el ingreso del viento y la lluvia arrastrada por el mismo...
La madre se puso de pie, dejando a sus pequeños sobre las ropas; aunque fuese su ama, no permitiría que la separaran de sus felinos. Se encaminó hacia la entrada, puesto que debía ver con sus ojos quien venía a molestarla, pero con lo que se encontró fue algo muy diferente...
Luna: ¿qué?... No puede ser...
Justo en frente de sus alargadas pupilas, estaba Ray, el rey de los gatos...
Ray: Tranquila...
El único ejemplar bípedo de la tierra entera, el gran Ray, el único amo y señor de los gatos; el felino más importante que pisa el mundo de los vivos, incluso mucho más importante que el león, que se dice por muchos que es el rey de la selva.
Luna: Mi, mi, señor... [Tartamudeó temerosa]
Sobre el pelaje blanco invierno del señor, vestía una larga túnica carmesí, adornada con broches de plata. Del cuello colgaba una campanilla de oro, aferrada por una argolla a un collar de platino. En su mano derecha portaba un báculo de madera, posiblemente roble; que en la parte superior presentaba una esfera roja.
Siendo observada por los verdes ojos de su señor, luna se echó a sus pies, cerrando sus ojos y ronroneando, en señal de sumisión.
Ray: Vamos hija mía; levántate, vengo a brindarte mi apoyo.
Con esto Luna supo que tendría apoyo para poder rescatar a su camada y poder verla crecer.

Al amanecer ya no estaba Luna, ni sus pequeños, se habían esfumado al mismo tiempo que Ray y la lluvia.
Su ama la había ido a ver, pero solo quedó las ropas sucias, que habían servido de cobija para la familia de mininos. Cuando se percató de que su mascota estaba por ahí, se dispuso a encontrarla fuese como fuese.

Justo en la entrada del hogar de la ama, un puente permitía el ingreso, ya que pasaba un canal de regadío, que en estos momentos no traía agua y le brindaba seguridad a Luna, que tenía a sus cinco pequeños entre la hierba. A su peluda espalda miraba Ray, el rey de los gatos. Un movimiento en falso lo delató, ya que pisó un plástico enterrado en el fango, que alertó a la madre nerviosa. Luna se giró rápidamente, ya traía sus garras listas para despedazar, pero al momento de ver que se trataba de Ray, las volvió a guardar en aquella funda natural de sus manos.
Luna: ¿Que sucede? [Girándose hacia donde estaban sus pequeños]
Ray: Tu dueña anda como loca buscándote.
Luna: De seguro que quiere llevarse a mis pequeños. Pero no volveré hasta que estén listos para defenderse.
Ray: Entonces, tendrás que buscar un mejor lugar, ya que cuando las aguas vuelvan a correr, se llevará a tus vástagos y junto con ellos, te irás tú.
Estas palabras tocaron en lo más profundo de Luna; ella quería hacer todo lo posible para que sus pequeños llegaran a ser fuertes y grandes.

La ama no se daba por vencida fácilmente, y en sus manos llevaba un saco de plástico, que de seguro usaría para llevarse a los gatitos, para no verlos nunca más.

Al caer la noche y bajo el manto de estrellas, Luna trasladaba a sus pequeños en su hocico hacia otro lugar, ya que temía que cuando las aguas volvieran mataran a sus niños. Los primeros dos mininos fueron ocultados entre unas piedras, y tiernamente acomodados entre paja ceca.
Solo podía traer uno en su hocico, pero intentaba que al momento de traerlo fuese rápido.
Cuando se disponía a ir por el tercero, la ama la atrapó.... Estaba dentro del canal recogiendo a sus pequeños para introducirlos dentro del saco.
Luna: ¡No!...
Como una fiera descontrolada, Luna se lanzó sobre su ama, arañándola con todo lo que tenía... Hasta que la mujer le propinó un fuerte golpe... Arrojándola al piso...
Ama: ¿Cómo pudiste Luna?
Los golpes iban a continuar, puesto que la mujer tenía su rostro completamente arañado, pero...
Luna: ¿Qué?...
El saco de plástico que mantenía cautivo a sus pequeños se volvió polvo, dejando a los peludos chillones libres. La ama se giró y se encontró de frente con Ray, el rey de los gatos...
Ama: No puede ser...
Los ojos de la mujer casi se salieron de su lugar, pero esto solo estaba recién comenzando...
Ray: ¿Que sucede?...
La mujer subió a la orilla arrastrándose y botando saliva por su boca, se estaba ahogando... Su corazón estaba a un paso de parar su latido... Primero veía al gato caminar en dos patas, y luego lo oía hablar; el infarto se veía venir...
Mientras ocurría todo este caos, Luna terminaba de rescatar a sus pequeños, para finalmente volver al canal y quedarse en la orilla, observando cómo su ama moría de un ataque cardiaco...
Ray se puso de pie al costado de la moribunda y su báculo desprendió un brillo cegador...
Ray: Voy a quitar tu sufrimiento... [Mirándola directamente a los ojos] Pero no quiero que vuelvas a dañar a ningún gato más, en todo lo que te quede por vivir.
El rostro de la ama se tornaba morado y al fin logró dar una bocanada de aire... Tosió un poco sofocada aun, se colocó de pie y corrió hacia el interior de su hogar...
El rey de los gatos, que aun estaba parado del otro lado del canal, se volvió para mirar a Luna.
Ray: Te he salvado a tu camada. Ahora, quiero que se vallan lejos de aquí, donde no te pueda encontrar esa mujer.
Luna: Sí, pero ¿cómo nos alimentaremos?
Ray: No te preocupes...
Y el rey de los gatos desapareció...
Luna: ¡No!... Vuelve...
Ahora Luna tenía una vida nueva, libre y con cinco bebes que cuidar.

Fin

El perro

Aunque el acontecimiento narrado ocurrió cuando tenia 10 años, aun lo veo como si estuviese ocurriendo nuevamente.
Por un momento creí que todos aquellos cuentos de duendes y fantasmas eran irreales, pero desde aquel día  cuando vi aquel animal mi pensamiento cambio... y puedo afirmarles con sinceridad que estamos en un mundo extraño, de difícil comprensión, del cual podemos esperar cualquier cosa.


El perro

Siempre he sentido mucha atracción por los animales extintos, en especial por los dinosaurios. Una de las series que más me llamó la atención fue Walking with Dinosaurs (Caminando con dinosaurios) de la BBC. Luego que terminé de ver aquella serie, cuando la pasaron por el canal doce, comencé a ver Walking with Beasts (Caminando entre bestias) igualmente de la BBC. Esta serial, que al igual que la primera la pasaron por el canal doce, contaba la historia después de los dinosaurios, o sea los personajes principales eran las bestias prehistóricas como: Mamut, pájaro dodo, tigre colmillos de sable, etc.
Aunque suene asombroso, todo aquel conocimiento impartido por estos documentales, me interesaron cuando solo tenía doce años. Bueno, en realidad eso no importa mucho, solo es que con respecto a la última serie va enfocado mi problema. En realidad, no sé si atribuir mi problema a la última serie, pero lo que sí el acontecimiento que narraré sucedió mientras veía el segundo capítulo.
Mi madre, desde que me acuerdo sufre de una especie de claustrofobia, ya que no le gusta dormir encerrada ni en oscuridad total. Antiguamente, dejaba encendida la luz del pasillo y las puertas de las piezas abiertas, quizás para que así la luz penetrara hasta donde estaba ella acobijada en su cama.
Ese día, calló la noche como de costumbre, y me comenzaba a preparar para ver aquella serie. Como en esos entonces yo aun era muy pequeño, mis padres me grababan cada capítulo, puesto que la pasaban por la noche, después de las noticias.
Ya me había lavado los dientes, y mi padre me acomodó el BHS junto con el televisor en la pieza, a los pies de la cama. Me recosté hacia los pies, dejando la almohada abajo de mis codos para estar más cómodo.
Cada imagen me parecía tan real, era como si en realidad estuviese disfrutando de aquellos fascinantes animales, que ahora ya no están con nosotros. El tema era de un simpático animalito llamado perro oso, luego de eso no recuerdo más, ya que me caí rendido...
De pronto, y de una forma bastante extraña desperté, pero sin abrir los ojos, puesto que estaba completamente consumido por el cansancio, pero a pesar de mi agotamiento, algo dentro de mí, me decía que debía abrir los ojos.
Aunque había caído rendido antes de que terminara de correr la cinta, no se oía nada, de seguro que alguien se dio cuenta que dormía, y apagó todo.
Intenté escuchar a mi yo interno y comencé a despegar mis parpados, llevándome la sorpresa de mi vida... ¡Justo a mi lado estaba un perro observándome!
Gracias a que la puerta de mi cuarto permanecía abierta, la luz del pasillo entraba directo a mi cama, permitiéndome visualizar al animal con bastante facilidad. Se trataba de un ejemplar enorme, casi del porte de un gran danés, un siberiano o un san Bernardo. Todo su pelaje mostraba un color café chocolate, y sus ojos, al igual que su nariz eran negros. El animal, producto a su enorme tamaño, mientras se mantenía sentado a un costado de la cama, asomaba su cabeza y con aquellos profundos ojos negros me estaba observando...
Al verlo repentinamente y justo sobre mi rostro, salí corriendo hacia la habitación del frente, en donde dormían mis padres. Sinceramente, agradezco que las puertas estaban abiertas, ya que al momento de echarme a correr, fue tanto mi miedo que no pensé en otra cosa que no fuese salir de allí; quizás en una de esas, si hubiese estado una puerta cerrada, lo más probable es que con el choque, me hubiese desplomado completamente aturdido.
Cuando ingresé a la habitación de mis padres completamente pálido y me incorporé sobre la cama, mi padre se disparó de esta, dirigiéndose a encender la luz. Me introduje entre las ropas y mi madre me preguntó que me ocurrió, les conté lo que había visto y mi padre fue a echar un vistazo. Por un momento pensé que alguna puerta se había quedado abierta, permitiéndole así al perro entrar, pero mi padre no vio nada, ni puerta abierta, ni perro al lado de mi cama, nada, en toda la casa no habían indicios del animal...
Esa noche, no quise volver a mi cama, y me quedé a dormir junto con mis padres, pues aunque mi padre no había visto nada, yo se que lo vi, ese enorme perro que estaba sentado junto a mi cama observándome con aquellos inolvidables ojos negros.

El fiordo de mis sueños

Basado en una pesadilla, una de aquellas en las que te quedas por largo tiempo pensando, intentando buscar algún significado.


El fiordo de mis sueños

De un salto desperté, no supe con certeza de que se trataba realmente pero lo que sí tenía bastante claro, era que había vuelto del mundo de los sueños para incorporarme una vez más a la realidad. Estaba sobre mi cama, boca arriba como siempre, y a mí alrededor una espesa niebla; no comprendía esto, pues dentro de mi habitación estaba aquella niebla siendo que no había dejado una sola ventana abierta. Al sentarme me percaté que tenía un horrible dolor de cabeza y quise remediarlo con algún analgésico; Me puse de pie y aun sin comprender nada de lo que mis ojos veían, me encaminé hacia la cocina, ya que allí debería haber algo para mi molesto malestar. Cogí la manilla de la puerta y cuando la quise girar mis dedos se quemaron… Aquella manilla estaba envuelta en escarcha y el dolor del frió lo sentí en mis huesos.
--¿Qué está ocurriendo aquí? Me pregunté tomándole mucho más peso a esto que sentía y presenciaba.
Me giré una vez más hacia donde estaba mi cama y era realmente sorprendente ¡no lograba ver nada con la niebla! Pero ¿de dónde había salido toda la niebla? Ya mi hogar no parecía estar como yo lo había dejado antes de dejarme seducir por el manto de Morfeo, sino era como si algún extraño portal me hubiese dejado en otra dimensión, mucho más fría y tenebrosa.
Me volví nuevamente a la entrada y esta vez cogí la manilla, girándola a pesar del dolor quemante que me producía la escarcha allí presente en el metal. Cuando ya la tuve abierta, del exterior un helado viento acarició mi rostro…
--¿Cómo puede ser esto? Me pregunté tapando mi rostro con ambas manos, pues el helado soplo me molestaba.
Cuando pude ver el exterior, me percaté de que allí ya no estaba el comedor, como debió haber sido, sino en vez de eso se veía una escala tapizada en escarcha.
--No lo puedo creer… Dije en vos baja mientras me acercaba al comienzo de los escalones.
Llevé mis ojos escala abajo y parecía no acabar, pero si tenía un fin, el largo sendero en bajada terminaba en un profundo golfo, limitado por hielo. Por ambos lados de la escala se encontraban muros congelados y sobre mi cabeza, no era la excepción, ya que el techo igual estaba hecho de hielo. Todos estos cristales que forjaban esta senda tenían algo en particular, y eso era que desprendían un brillo realmente intenso, como si del interior del golfo se levantara un resplandor tan enorme que reflejaría en los muros y en el techo su brillo mágico.
Comencé a descender y mis pies por suerte se adherían fuertemente a la superficie plana, gracias a un par de pantuflas que poseían una espera suela de goma. Tras cada paso un crujido se escuchaba, debido al delgado manto de hielo.
Mis ojos iban fijos en los escalones, ya que si llegaba a pisar mal podría resbalar y caer en picada al golfo y recibir un fuerte latigazo de parte de la superficie fría de las aguas.
Ya avanzado bastante este camino, me percaté de que los cristales que formaban los muros parecían cuadros y me reflejaba en ellos, pero no como estaba, sino como hace muchos años atrás; me veía mucho más niño, con el cabello más largo, incluso hasta con vello facial; era realmente sorprendente ¿cómo podía ser? Se trataban de imágenes perdidas en lo más profundo de mis recuerdos, en aquellos que permanecían sellados. Hasta pude ver vestimentas que ya había perdido hace barios años.
--Que nostalgia. Desviando mis ojos hacia lo profundo del golfo.
Tras montones de recuerdos encontrados, una lágrima intentó rodar por mi rostro y cuando la quise secar resbalé… Al querer recompensar el peso cargándome hacia delante me fui en picada hacia lo más profundo de aquel golfo.
--¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!... Mi vos se sentía como un eco sordo entre los muros de hielo, que retumbaba en mis oídos.
Algo extraño ocurrió… Mis pupilas dilatadas por la caída vieron lo más asombroso ¡los escalones se iban recogiendo! Ya mi destino estaba echado a su suerte, pues todos los puntos en los cuales me podría impactar desaparecían en uno de los muros congelados. Como caía y caía de cabeza, estaba escrito que mi rostro se despedazaría luego del impacto contra la primera capa de las aguas, luego de eso moriría ahogado o de hipotermia.
--¿Qué hice para merecer esto?... No lo puedo creer… Cerré mis ojos y me di por muerto, no sabía con certeza que era lo que tenía que pagar, pero iba a morir y no había vuelta atrás…
Ya quedaba muy poco del recorrido mortal, y lo lograba saber porque sentía la helada brisa de la superficie acuosa más y más cercana a mí. Abrí mis ojos por última vez, ya tenía claro que mi muerte estaba a un delgado trecho y dejé escapar un grito mucho más ahogante y desesperante…
--¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!... Mis brazos se abrieron hacia los costados y mi cabello se agitaba furioso, solo quedaba un instante para respirar por vez terminal…
Y…
Tras un sofocante suspiro me senté en mi cama de golpe… Mi rostro estaba pálido y de mi cuerpo se desprendía un sudor bastante helado; mis manos se aferraron con fuerzas a las cobijas y seguía jadeando con descontrol.
--Uff… Qué alivio, solo se trató de una horrible pesadilla.

Fin 

El ave en el nogal

Basado en un echo real. Me ocurrió cuando yo tenia cerca de 12 años. Recuerdo como si fuese ayer este acontecimiento que me marco, dejándome con una gran intriga, pues no logro comprender que pudo haber sido.


El ave en el nogal

Esa tarde, nos reunimos a jugar a la pelota en la casa de mi abuela.
Estábamos dos primos, un amigo, mi hermano y yo.
El sol ya había caído, y el cielo se oscurecía lentamente.
Cuando terminamos de jugar, nos recostamos sobre el césped a descansar un momento. Disfrutábamos aquella brisa deliciosa de verano, mientras los cinco mirábamos el firmamento que comenzaba a teñirse de un azul más pronunciado, debido a la noche que se aprontaba veloz.
De pronto, los cinco avistamos una estrella fugaz que cruzaba el espacio perpendicular a nuestra posición. Con eso, los deseos llovieron al instante, era un buen momento, y bastante mágico.
Al perder de vista el brillante objeto volador que de seguro se precipitaba en caída libre, el silencio maravilloso fue quebrantado por un ruido tétrico... El grito de un ave inmensa. Nos incorporamos sobre nuestras manos, despegando la espalda del pasto, y dirigimos nuestras pupilas curiosas hacia el punto de donde provenía el espeluznante ruido. Cuando logramos divisar que en el nogal de la izquierda, que estaba ubicado al fondo del terreno; una enorme criatura se movía entre sus hojas, como si estuviese acomodándose. De un segundo a otro, de entre las frondosas ramas, surgieron dos alas grandes, que con el temor solo logré percibir que tenían un color bastante oscuro. Los cinco corrimos hacia dentro de la casa y cuando mencionamos lo ocurrido, no nos creyeron.
Cuando volvimos a salir al patio, el extraño animal ya no estaba. Se había esfumado con nuestro temor momentáneo.

El amanecer del perro fantasma

Este texto esta basado en un echo real.
Contado directamente de la boca de Carola, logre atrapar entre las lineas este acontecimiento que le ocurrió al tío de ella.


El amanecer del perro fantasma

Había un silencio único, y Carola se estaba levantando para irse al colegio, debía alcanzar el metro tren de 6:30 AM, con destino alameda; para este propósito tenía que tomar la primera micro. Tras acabar de vestirse se dispuso a bajar de la cama y escuchó algo interesante…
--¡Sale!... ¡Sale!... Se trataba del tío Caco, que supuestamente dormía en el comedor. --¡Sale!...
Esto era incomprensible para Carola, ya que lo único que podría molestar a su tío era Biki que dormía en su cama. Biki era la mascota regalona de todos en la casa, en especial de Carola, y que siempre la acompañaba a dormir y cuando venía llegando de clases la iba a buscar a la micro; en barias oportunidades Nadia (la madre de Carola) le contaba a su hija como esta mascota se colocaba a gemir cuando ya estaba a punto de llegar de clases.
Pero lo incomprensible era que esta mascota estaba aun dormida y de vez en cuando se quejaba porque Carola movía mucho la cama al vestirse.
--¡Hmmmmm! Se quejaba esta perra mestiza de labrador con perdiguero, revolcando su enorme cuerpo blanco invierno sobre la cubre cama.
Al fin Carola había acabado de vestirse y cuando se disponía a caminar a la cocina escuchó el rechinar de las bisagras de la puerta que comunicaba con el comedor, se trataba de su tío Caco que venía con cara de preocupación.
--Ohe Carola ¿la Biki está acá? Preguntó su tío con un tono entre preocupación y susto.
--Sí tío ¿por qué? Respondió Carola bastante sorprendida.
--Chucha weón… Balbució el tío. –Yo la sentí allá dentro…
--Pero ¿Cómo tío? si ha estado acá todo el rato la Biki.
--Conchetumare… Pero si yo la sentí allá dentro.
--Pero tío, a lo mejor estabas soñando…
--¡No weón! Si yo estaba despierto, e incluso la eché de la cama.
--Que raro tío, si la Biki ha estado todo el rato acá.
--Chucha weón, entonces estaban penando. Y esa fue la última palabra del tío, luego de eso se giró y se fue a recostar nuevamente, con el temor latente…
Con la partida de su tío, Carola continuó haciendo sus labores, sin darle mayor importancia al asunto. 

Cartas desde el cielo

Un nuevo texto de mis comienzos.
Lo escribí casi a finales del 2008. Lo reedite en 3 ocasione, sin conseguir grandes logros. a pesar de aquello,   espero que les guste.


Cartas desde el cielo

 Ya ha pasado un año y no puedo olvidarla. Mis amigos y familiares me decían que pronto la olvidaría, pero no es así, y casi ya no puedo aguantar más este infierno sin ella.
 A pesar de mis esfuerzos, siempre acabo mis días junto a ella leyendo ese mensaje tallado en esa maldita lapida, que ahora cuida de su seguridad. No hayo la hora de que la muerte me lleve a mí también, para estar junto a ella en el reino celestial que nos aguarda por la eternidad.
 Hoy cuando desperté tuve la impresión de que estaba al lado mío y comencé a buscarla con mucha desesperación, ya que es una necesidad verla, pero mis pensamientos me engañaron, ya que solamente estaba yo en la cama sin nadie a mi lado ni siquiera la soledad me acompaña ahora, quizás se artó de mi, al igual que todos mis seres queridos, pues hace más de 3 meses que no veo a nadie más que yo.
 Bueno ahora debo despedirme, espero que tu, aquel que cuida del reino de los muertos, le digas a ella todo lo que expresé en este mensaje que a pesar de que me traten de loco lo enviaré, pues es mi única forma de comunicarme con ella, mi única esperanza de vida.

Aurora de las profundidades

En esta oportunidad quisiera confesar mi pasión por el hevy metal.
la siguiente historia esta basada en una canción de una de las bandas españolas que mas me gustan


Aurora de las profundidades

Desde tiempos remotos que el hombre se ha dado explicaciones de lo que no entiende con invenciones, que con el transcurso de los años se convierten en mitos y leyendas, estas son las sirenas. En Grecia se comienza con estas criaturas fantásticas, pero no con aquellos cuerpos que se muestran en los tiempos modernos, sino en vez de ser mitad mujer y pez, eran mitad ave y con apariencias monstruosas; con el paso del tiempo y tras ir en cultura en cultura, fueron cambiando sus formas hasta acabar con aquellas apariencias de belleza incomparable.
Esta historia tiene como base uno de los mitos que ha dado percusión hasta la actualidad, el misterio de las sirenas…
El ejemplo más actualizado de todo esto planteado, es la sirena chilota del sur de chile, que como las sirenas de la antigüedad mantiene su cuerpo de mitad mujer y pez.
Criptozoologos y amantes de lo parapsicológico basándose en conocimientos históricos aun piensan que hay una posibilidad de que estas bellezas marinas existan, pero ese no es tema a discutir, puesto que va en el tipo de pensamiento que cada quien tenga y todo se respeta. El asunto de ahora es que Al otro lado compuso un tema que habla de esto.

Historia inspirada en la letra de la canción “Misteriosa Melodía”, de la banda española “Al Otro lado”


Esta historia tiene su comienzo en los campos de batalla; allí donde los hombres a pesar de su valor, sin importar quienes sean e incluso sin importar sus familias, caen ante el acero… Aquí, con este contexto parte todo.

Aurora de las profundidades

Al acabar la guerra, los hombres mueren por estar con sus mujeres y es aquí donde enfrentan el más grande de los retos. Lázaro, un guerrero que ha participado de continuas guerras; ahora junto a cuatro aliados, intentan regresar a la isla Circón. Debían cruzar un largo tramo por el infinito mar.
Cuando zarparon rumbo a su deseado descanso el mar parecía sereno, o eso al menos quería que pensaran, pues al caer la noche y tras un fuego fatuo, enfureció repentinamente y de un minuto a otro; como si hubiese estado esperando que la embarcación los alejara de la orilla. Se trataba de un rugiente vendaval que cesó rápido, pero que se llevó a los cuatro hombres, dejando a Lázaro a la deriva…

Al amanecer las pruebas de la bestialidad del mar quedaron visibles; la embarcación había sido casi por completo destruida, verdaderamente con mucha fortuna aun la base de la nave se mantenía flotando. El cuerpo de Lázaro ahora yacía dentro de la barcaza entre maderos destrozados; sus largos cabellos negros estaban desparramados en el piso, ya que su yelmo había desaparecido con la tormenta; fuera de la protección de su cabeza, también se habían esfumado la espada y el escudo; ahora si corría gran peligro, pues era un hombre a la deriva y desprotegido.
Cuando al fin recuperó la conciencia, apoyó sus manos firmes y se comenzó a levantar. Se quitó los guanteletes para limpiar su rostro porque la noche caótica le dejó la nariz rota y su vello facial estaba empapado con sangre. Un poco más repuesto, comenzó a examinar el paisaje que se presentaba ante sus ojos… Agua al frente, a la izquierda y a la derecha, estaba rodeado por esta. Pensó que no volvería a ver nunca más tierra firme y se fue girando lentamente, a su espalda vio algo realmente asombroso… Sobre una roca observaba una mujer; permanecía mirándolo fijamente con un par de ojos verde agua, cargando su mirada sobre los hombros cansados del caballero. Esta cálida mirada y su cuerpo femenino desnudo, lo tenía atrapado. Su brillante cabello dorado bajaba por sus blancos  hombros hasta acabar reposando entre sus redondos senos; entre sus manos sostenía un largo peine dorado que lo apoyaba sobre sus piernas entrecruzadas, en pocas palabras realmente se trataba de una joya marina y allí estaba sentada sobre aquella roca que afloraba a la superficie de lo más profundo del océano.
__Ven con migo, se que estás cansado, pero junto a mi tendrás amor y riquezas, todo lo que un hombre podría desear. Dijo ella con una voz tan dulce que cautivó de tal manera el corazón de piedra de Lázaro, que remó con sus propias manos desnudas hasta donde ella estaba, lo tenía hipnotizado. Cuando llegó hasta la roca, saltó de su nave, quedando junto a la mujer; aquel valiente guerrero había sido atrapado con una red de seducción oscura, para tenerlo a su merced, bajo un verdadero trance. Esta alma marina atrapó a Lázaro entre sus brazos y con una voz mucho más encantadora comenzó a cantar a su oído, entrando directo en su cabeza. Sin lograr resistirse a ese cautivante cuerpo, las manos de él se deslizaron por aquella piel ardiente y suave.
Del canto no logró entender una sola palabra, pero la misteriosa melodía al igual que el veneno de una serpiente, esta música entraba hasta por sus poros, cegando todos sus sentidos.
__¿Quién eres?
__Soy una sirena y mi nombre es Aurora.
__¿Una sirena?
__Así es, una hermosa sirena.
__Pero… ¿Y tu cola de pez? Tocando la espalda baja, las nalgas y los muslos de ella con sus dos manos.
__Si tuviese mi cola de pez no podrías disfrutar de mi cuerpo en su totalidad.
__Yo tenía entendido que las sirenas son mitad pez.
__Ya la verás; ahora bajemos a las profundidades y hay comenzará tu paraíso.
Al momento en que Lázaro se giró para seguir a Aurora, recordó que él era humano y se podía ahogar.
__Si bajo contigo, moriré.
__Confía en mí. Abrazándolo por la cintura.
Completamente envuelto y  consumido por ella, Lázaro se arrojó al mar con Aurora apegada a su espalda; Y al guerrero no le ocurrió nada, bajando a compartir su vida con ella, sin pensar que se tendría que olvidar de su familia, en especial de su mujer y su hijo.

Aquí en esta tierra en este mágico lugar
No hace mucho que un guerrero vino para descansar
Traía con sigo mil heridas por curar
Y el fragor de una batalla que tenía que olvidar

Aquí una sirena le ofreció el agua del mar
Sus miradas sus caricias y una falsa libertad
Cantó en sus oídos con su voz angelical
Una música divina hecha para hipnotizar

Y el hombre agotado de vivir en soledad
De su pesadilla ya no pudo despertar

Misteriosa melodía, escucharla fue su error
Afilada y dura espina, se clavó como un arpón
Dolorosa medicina, fue su beso de escorpión
Silenciosa guillotina, que partió su corazón

Pasaron diez días y el estar con ella fue un verdadero paraíso, cariño y riquezas, Lázaro lo tenía todo, tal cual como se lo había dicho antes de bajar a las profundidades del mar. Aquí en este lugar vivían en un santuario marino edificado sobre una gran roca plana y forjado con conchas de moluscos. El caballero realmente se sentía a gusto y toda su familia ya no estaba dentro de sus pensamientos, estos solo eran de Aurora, esta sirena ocupaba toda su atención y quería morir allí, pero… De un día para otro todo cambió.
Una mañana Aurora salió a la superficie y sin despedirse con un cariñoso beso, sino solo con un triste y frio adiós.
El apagado corazón de Lázaro la esperó durante todo el día allí en aquel santuario, pero no volvió…

Transcurrieron varios días y la mente de este hombre recuperó su rumbo anterior, antes de que la tormenta destruyera su nave y consigo se llevase la vida de los cuatro hombres que lo acompañaban. Ahora, ya era muy tarde, pues estaba en lo más profundo del océano y Aurora lo dejó reposar en el olvido.

Al décimo día de soledad, Lázaro sentía que deseaba volver a la superficie y trató de encontrar una salida, sin logro alguno; cada habitación daba hacia otra, no parecía que aquel templo tuviese un principio o fin.
Cuando ese día iba a terminar, la mujer regresó, y seguía siendo aquella Aurora de la partida, tan dura y fría; lo que acabó por despedazar el corazón del guerrero en mil pedazos era que aquella joya marina venía acompañada de otro marino errante, que de seguro había cautivado en la superficie.

Perdido en la niebla encerrado en un arcón
Como un juguete viejo que ya no da diversión
Lo que antes veía como un reto de pasión
Terminó con sus deseos convertidos en dolor

Las mil ilusiones que se echaron a perder
Mordieron su alma hasta hacerlo enloquecer

Misteriosa melodía, escucharla fue su error
Afilada y dura espina, se clavó como un arpón
Dolorosa medicina, fue su beso de escorpión
Silenciosa guillotina, que partió su corazón

Atrapado por su dulce hechizo oscuro, el caballero dejó atrás el amor de su mujer y de su adorado hijo ¿y para qué? Para terminar así, olvidado por otro prisionero de aquel seductor cuerpo femenino.

Cuando llegó la madrugada del día número treinta, la mente de Lázaro se enfrió y usaría cualquier medio para salir de allí; de seguro que si hubiese tenido su espada en aquel momento, de un solo corte ya la hubiese decapitado. Aquellas tinieblas que mantuvieron a su corazón cegado, al fin se habían logrado disipar y el rostro de su esposa afloró, para alojarse definitivamente en su pecho.
Estaba consciente que como todos los días la vería aunque fuese una vez, la esperó para obtener su libertad, y por su falta de armas, no le quedaba otra opción más que usar sus propias manos.
Al momento de que sus fríos ojos la divisaron, se dejó caer sobre ella con sus manos dirigidas a su delicado cuello; ya cuando sus dedos la atraparon y no le dejaron usar su canto, ya que no la dejaba respirar; se la quedó mirando directo a sus ojos verdes.
__Quiero mi libertad, llévame a la superficie de vuelta.
Aurora no lograba articular palabra alguna y con todo el cuerpo del hombre sobre ella, tenía sus movimientos bloqueados.
__¡Llévame! Quiero salir de aquí y volver a mi isla… Circón, junto a mi familia.
Sus delicados dedos femeninos se retorcieron, pues la falta de aire se estaba manifestando, y no solo ahí, ya que también el blanco color de su precioso rostro se tornaba morado, indicio de que le quedaba poco.
__No quiero matarte, pero si no me sacas de este lugar lo aré.
Desde atrás se oyeron unos veloces pasos aproximarse, Lázaro se giró rápidamente y se percató de que se trataba del marinero que había bajado con ella la ultima vez; en su mano derecha portaba una espada, y al verlo tan encima, soltó a la sirena y se arrojó sobre él, estrellándolo con su propio cuerpo de frente para derribarlo; ya cuando lo tuvo reducido le arrebató el arma y le cercenó el cuello, sin compasión alguna. Seguido de esto volvió donde Aurora que se recuperaba lentamente de su ataque anterior; mucho antes de que se pudiese colocar de pie, Lázaro le dejó la punta de su arma dirigida hacia la garganta.
__Todo acabó, llévame fuera de aquí.
__Así es, todo acabó. Sentándose. __Nunca mi intención ha sido la de estar con un solo hombre y constantemente los estoy cambiando; por ejemplo, aquel que acabas de acecinar era mi nueva compañía… Te dejaré ir, voy a sacarte de aquí y serás un hombre libre nuevamente.
Cuando sus oídos escucharon eso, Lázaro soltó la espada, cayendo esta con estruendo; por fin tendría el placer de tener a su mujer entre sus brazos y de poder ver crecer a su hijo que tanto lo admiraba por su valor y valentía.

Atrapado por su hechizo, olvidó su dirección
Acechaba en su mente, lo que antes era amor

Y así una mañana vio brillar su libertad
Afinó su fiel guitarra para hacerla despertar
Buscó entre las cuerdas una nota original
Que rompiera aquel embrujo de mentira y falsedad
Y mientras tocaba se empezó a desvanecer
La bruma que hacía imposible amanecer

Misteriosa melodía, escucharla fue su error
Afilada y dura espina, se clavó como un arpón
Dolorosa medicina, fue su beso de escorpión
Silenciosa guillotina, que partió su corazón

En la superficie, se adueñó de un bote abandonado y lo usó para marchar en dirección de su tierra, la isla Circón; el único lugar del mundo al cual él ansiaba volver una y otra vez, tras cada batalla librada, algo así como la paga, pero no en monedas de plata, sino en algo mucho más valioso que eso, el amor de su mujer y su hijo; aquello que momentáneamente había sido arrebatado de los fuertes muros de su corazón, pero que ahora había logrado recuperar.