En esta oportunidad quisiera confesar mi pasión por el hevy metal.
la siguiente historia esta basada en una canción de una de las bandas españolas que mas me gustan
Aurora de las profundidades
Desde tiempos remotos que el hombre
se ha dado explicaciones de lo que no entiende con invenciones, que con el
transcurso de los años se convierten en mitos y leyendas, estas son las sirenas.
En Grecia se comienza con estas criaturas fantásticas, pero no con aquellos
cuerpos que se muestran en los tiempos modernos, sino en vez de ser mitad mujer
y pez, eran mitad ave y con apariencias monstruosas; con el paso del tiempo y
tras ir en cultura en cultura, fueron cambiando sus formas hasta acabar con
aquellas apariencias de belleza incomparable.
Esta historia tiene como base uno de
los mitos que ha dado percusión hasta la actualidad, el misterio de las
sirenas…
El ejemplo más actualizado de todo
esto planteado, es la sirena chilota del sur de chile, que como las sirenas de
la antigüedad mantiene su cuerpo de mitad mujer y pez.
Criptozoologos y amantes de lo
parapsicológico basándose en conocimientos históricos aun piensan que hay una
posibilidad de que estas bellezas marinas existan, pero ese no es tema a
discutir, puesto que va en el tipo de pensamiento que cada quien tenga y todo
se respeta. El asunto de ahora es que Al otro lado compuso un tema que habla de
esto.
Historia inspirada en la letra de la
canción “Misteriosa Melodía”, de la banda española “Al Otro lado”
Esta
historia tiene su comienzo en los campos de batalla; allí donde los hombres a
pesar de su valor, sin importar quienes sean e incluso sin importar sus
familias, caen ante el acero… Aquí, con este contexto parte todo.
Aurora de
las profundidades
Al
acabar la guerra, los hombres mueren por estar con sus mujeres y es aquí donde
enfrentan el más grande de los retos. Lázaro, un guerrero que ha participado de
continuas guerras; ahora junto a cuatro aliados, intentan regresar a la isla
Circón. Debían cruzar un largo tramo por el infinito mar.
Cuando
zarparon rumbo a su deseado descanso el mar parecía sereno, o eso al menos
quería que pensaran, pues al caer la noche y tras un fuego fatuo, enfureció
repentinamente y de un minuto a otro; como si hubiese estado esperando que la
embarcación los alejara de la orilla. Se trataba de un rugiente vendaval que
cesó rápido, pero que se llevó a los cuatro hombres, dejando a Lázaro a la
deriva…
Al
amanecer las pruebas de la bestialidad del mar quedaron visibles; la
embarcación había sido casi por completo destruida, verdaderamente con mucha
fortuna aun la base de la nave se mantenía flotando. El cuerpo de Lázaro ahora
yacía dentro de la barcaza entre maderos destrozados; sus largos cabellos
negros estaban desparramados en el piso, ya que su yelmo había desaparecido con
la tormenta; fuera de la protección de su cabeza, también se habían esfumado la
espada y el escudo; ahora si corría gran peligro, pues era un hombre a la
deriva y desprotegido.
Cuando
al fin recuperó la conciencia, apoyó sus manos firmes y se comenzó a levantar.
Se quitó los guanteletes para limpiar su rostro porque la noche caótica le dejó
la nariz rota y su vello facial estaba empapado con sangre. Un poco más
repuesto, comenzó a examinar el paisaje que se presentaba ante sus ojos… Agua
al frente, a la izquierda y a la derecha, estaba rodeado por esta. Pensó que no
volvería a ver nunca más tierra firme y se fue girando lentamente, a su espalda
vio algo realmente asombroso… Sobre una roca observaba una mujer; permanecía
mirándolo fijamente con un par de ojos verde agua, cargando su mirada sobre los
hombros cansados del caballero. Esta cálida mirada y su cuerpo femenino
desnudo, lo tenía atrapado. Su brillante cabello dorado bajaba por sus
blancos hombros hasta acabar reposando
entre sus redondos senos; entre sus manos sostenía un largo peine dorado que lo
apoyaba sobre sus piernas entrecruzadas, en pocas palabras realmente se trataba
de una joya marina y allí estaba sentada sobre aquella roca que afloraba a la
superficie de lo más profundo del océano.
__Ven
con migo, se que estás cansado, pero junto a mi tendrás amor y riquezas, todo
lo que un hombre podría desear. Dijo ella con una voz tan dulce que cautivó de
tal manera el corazón de piedra de Lázaro, que remó con sus propias manos
desnudas hasta donde ella estaba, lo tenía hipnotizado. Cuando llegó hasta la
roca, saltó de su nave, quedando junto a la mujer; aquel valiente guerrero
había sido atrapado con una red de seducción oscura, para tenerlo a su merced,
bajo un verdadero trance. Esta alma marina atrapó a Lázaro entre sus brazos y
con una voz mucho más encantadora comenzó a cantar a su oído, entrando directo
en su cabeza. Sin lograr resistirse a ese cautivante cuerpo, las manos de él se
deslizaron por aquella piel ardiente y suave.
Del
canto no logró entender una sola palabra, pero la misteriosa melodía al igual
que el veneno de una serpiente, esta música entraba hasta por sus poros,
cegando todos sus sentidos.
__¿Quién
eres?
__Soy
una sirena y mi nombre es Aurora.
__¿Una
sirena?
__Así
es, una hermosa sirena.
__Pero…
¿Y tu cola de pez? Tocando la espalda baja, las nalgas y los muslos de ella con
sus dos manos.
__Si
tuviese mi cola de pez no podrías disfrutar de mi cuerpo en su totalidad.
__Yo
tenía entendido que las sirenas son mitad pez.
__Ya
la verás; ahora bajemos a las profundidades y hay comenzará tu paraíso.
Al
momento en que Lázaro se giró para seguir a Aurora, recordó que él era humano y
se podía ahogar.
__Si
bajo contigo, moriré.
__Confía
en mí. Abrazándolo por la cintura.
Completamente
envuelto y consumido por ella, Lázaro se
arrojó al mar con Aurora apegada a su espalda; Y al guerrero no le ocurrió
nada, bajando a compartir su vida con ella, sin pensar que se tendría que
olvidar de su familia, en especial de su mujer y su hijo.
Aquí en esta
tierra en este mágico lugar
No hace
mucho que un guerrero vino para descansar
Traía con
sigo mil heridas por curar
Y el fragor
de una batalla que tenía que olvidar
Aquí una
sirena le ofreció el agua del mar
Sus miradas
sus caricias y una falsa libertad
Cantó en sus
oídos con su voz angelical
Una música
divina hecha para hipnotizar
Y el hombre
agotado de vivir en soledad
De su
pesadilla ya no pudo despertar
Misteriosa
melodía, escucharla fue su error
Afilada y
dura espina, se clavó como un arpón
Dolorosa
medicina, fue su beso de escorpión
Silenciosa
guillotina, que partió su corazón
Pasaron
diez días y el estar con ella fue un verdadero paraíso, cariño y riquezas,
Lázaro lo tenía todo, tal cual como se lo había dicho antes de bajar a las
profundidades del mar. Aquí en este lugar vivían en un santuario marino
edificado sobre una gran roca plana y forjado con conchas de moluscos. El
caballero realmente se sentía a gusto y toda su familia ya no estaba dentro de
sus pensamientos, estos solo eran de Aurora, esta sirena ocupaba toda su
atención y quería morir allí, pero… De un día para otro todo cambió.
Una
mañana Aurora salió a la superficie y sin despedirse con un cariñoso beso, sino
solo con un triste y frio adiós.
El
apagado corazón de Lázaro la esperó durante todo el día allí en aquel
santuario, pero no volvió…
Transcurrieron
varios días y la mente de este hombre recuperó su rumbo anterior, antes de que
la tormenta destruyera su nave y consigo se llevase la vida de los cuatro
hombres que lo acompañaban. Ahora, ya era muy tarde, pues estaba en lo más
profundo del océano y Aurora lo dejó reposar en el olvido.
Al
décimo día de soledad, Lázaro sentía que deseaba volver a la superficie y trató
de encontrar una salida, sin logro alguno; cada habitación daba hacia otra, no
parecía que aquel templo tuviese un principio o fin.
Cuando
ese día iba a terminar, la mujer regresó, y seguía siendo aquella Aurora de la
partida, tan dura y fría; lo que acabó por despedazar el corazón del guerrero
en mil pedazos era que aquella joya marina venía acompañada de otro marino
errante, que de seguro había cautivado en la superficie.
Perdido en
la niebla encerrado en un arcón
Como un juguete
viejo que ya no da diversión
Lo que antes
veía como un reto de pasión
Terminó con
sus deseos convertidos en dolor
Las mil
ilusiones que se echaron a perder
Mordieron su
alma hasta hacerlo enloquecer
Misteriosa
melodía, escucharla fue su error
Afilada y
dura espina, se clavó como un arpón
Dolorosa
medicina, fue su beso de escorpión
Silenciosa
guillotina, que partió su corazón
Atrapado
por su dulce hechizo oscuro, el caballero dejó atrás el amor de su mujer y de
su adorado hijo ¿y para qué? Para terminar así, olvidado por otro prisionero de
aquel seductor cuerpo femenino.
Cuando
llegó la madrugada del día número treinta, la mente de Lázaro se enfrió y
usaría cualquier medio para salir de allí; de seguro que si hubiese tenido su
espada en aquel momento, de un solo corte ya la hubiese decapitado. Aquellas
tinieblas que mantuvieron a su corazón cegado, al fin se habían logrado disipar
y el rostro de su esposa afloró, para alojarse definitivamente en su pecho.
Estaba
consciente que como todos los días la vería aunque fuese una vez, la esperó
para obtener su libertad, y por su falta de armas, no le quedaba otra opción
más que usar sus propias manos.
Al
momento de que sus fríos ojos la divisaron, se dejó caer sobre ella con sus
manos dirigidas a su delicado cuello; ya cuando sus dedos la atraparon y no le
dejaron usar su canto, ya que no la dejaba respirar; se la quedó mirando
directo a sus ojos verdes.
__Quiero
mi libertad, llévame a la superficie de vuelta.
Aurora
no lograba articular palabra alguna y con todo el cuerpo del hombre sobre ella,
tenía sus movimientos bloqueados.
__¡Llévame!
Quiero salir de aquí y volver a mi isla… Circón, junto a mi familia.
Sus
delicados dedos femeninos se retorcieron, pues la falta de aire se estaba
manifestando, y no solo ahí, ya que también el blanco color de su precioso
rostro se tornaba morado, indicio de que le quedaba poco.
__No
quiero matarte, pero si no me sacas de este lugar lo aré.
Desde
atrás se oyeron unos veloces pasos aproximarse, Lázaro se giró rápidamente y se
percató de que se trataba del marinero que había bajado con ella la ultima vez;
en su mano derecha portaba una espada, y al verlo tan encima, soltó a la sirena
y se arrojó sobre él, estrellándolo con su propio cuerpo de frente para
derribarlo; ya cuando lo tuvo reducido le arrebató el arma y le cercenó el
cuello, sin compasión alguna. Seguido de esto volvió donde Aurora que se
recuperaba lentamente de su ataque anterior; mucho antes de que se pudiese
colocar de pie, Lázaro le dejó la punta de su arma dirigida hacia la garganta.
__Todo
acabó, llévame fuera de aquí.
__Así
es, todo acabó. Sentándose. __Nunca mi intención ha sido la de estar con un
solo hombre y constantemente los estoy cambiando; por ejemplo, aquel que acabas
de acecinar era mi nueva compañía… Te dejaré ir, voy a sacarte de aquí y serás
un hombre libre nuevamente.
Cuando
sus oídos escucharon eso, Lázaro soltó la espada, cayendo esta con estruendo;
por fin tendría el placer de tener a su mujer entre sus brazos y de poder ver
crecer a su hijo que tanto lo admiraba por su valor y valentía.
Atrapado por
su hechizo, olvidó su dirección
Acechaba en
su mente, lo que antes era amor
Y así una
mañana vio brillar su libertad
Afinó su
fiel guitarra para hacerla despertar
Buscó entre
las cuerdas una nota original
Que rompiera
aquel embrujo de mentira y falsedad
Y mientras
tocaba se empezó a desvanecer
La bruma que
hacía imposible amanecer
Misteriosa
melodía, escucharla fue su error
Afilada y
dura espina, se clavó como un arpón
Dolorosa
medicina, fue su beso de escorpión
Silenciosa
guillotina, que partió su corazón
En
la superficie, se adueñó de un bote abandonado y lo usó para marchar en
dirección de su tierra, la isla Circón; el único lugar del mundo al cual él
ansiaba volver una y otra vez, tras cada batalla librada, algo así como la
paga, pero no en monedas de plata, sino en algo mucho más valioso que eso, el
amor de su mujer y su hijo; aquello que momentáneamente había sido arrebatado
de los fuertes muros de su corazón, pero que ahora había logrado recuperar.